Monday, November 30, 2009

Descubre tu presencia

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

Para muestra de la perfección alcanzada por San Juan de la Cruz con su poesía mística, la canción 11 de su Cántico espiritual.

Sunday, November 29, 2009

Cuando los niños recitaron un poema

Del poeta Salvador Díaz Mirón, Rimas.

El día con su manto
de vívidos colores,
inspira cosas dulces:
la risa y la ilusión

Contento y sorprendido, inevitablemente esbozo una franca sonrisa al ver a estos pequeños -de nueve o diez años- mientras recitan estos versos. Sus ademanes son uniformes por una organización netamente orgánica, valga la redundancia, más que por el adiestramiento de la profesora. Su rostro es serio y grave: entre su ingenua alegría impera la solemnidad. El verso del poeta veracruzano es para ellos un misterioso arcano, merece su respeto y diligente estudio. Y hacen bien: por eso escuchar el poema con sus vocecitas es simplemente sublime. Extasiado, tan sólo observo y escuchó su declamación.
Entonces la mirada
se inclina hacia las flores...
¡Las flores son los versos
que el prado canta al sol!

El acuerdo de sus voces de niños se vive tan aromático y edénico como el campo florido que evocan. Como para sentir envidia de Díaz Mirón: en su poema tan sencillo de algún modo vislumbro toda la inmortal trascendencia de los poetas.

La noche con su sombra,
que deja ardientes rastros,
inspira cosas graves:
la angustia y la oración.

Entonces la mirada
se eleva hacia los astros...
¡Los astros son los versos
que el cielo canta a Dios!


Con la beata calma de quien atiende un rezo, bebo la miel de su poesía, contemplo, descifro, pienso en la inconmensurable grandeza de Dios. Sólo un ensayo de niños recitando a coro un poema de Díaz Mirón y es para mí algo cercano a un rapto divino, ambrosía de eternidad, discreta poesía rebozando de una íntima caridad.

¡Que pliegue su ala de oro
la tarde en el vacío;
que pasen por mi mente
las ondas del Cedrón;

que caiga de la nube
la gota de rocío;
que radien las estrellas,
que trine el ruiseñor!

Saturday, November 28, 2009

Words Don't Come Easy

Cómo decirte, amor mío, dime, cómo expresarte con palabras que te amo profundamente, cómo en unas cuántas líneas por muy inspiradas y poéticas. Inefable sentimiento que lo mismo me entusiasma que enmudece, tan real como tu presencia que no distingo del amor. Este silencio es mi testimonio, mi elocuente discurso: como la adoración de mis ojos, como el motivo recurrente de mis pensamientos, como la dedicación de todos mis pasos a ti, amor de mi ser, vida toda.

Monday, November 02, 2009

Cioran y la música

Cioran, el amargo y lúcido escritor, era un verdadero amante de la música. Sus escritos demuestran esto mismo, así como su profunda capacidad para escuchar contemplativamente. Es posible definir a Cioran con unas palabras que hallamos en su obra: ¡La pasión de lo absoluto en un alma escéptica!. Lo cual también se vislumbra en los siguientes aforismos, extraídos de una obra temprana:


¿Poseeré la suficiente música dentro de mí como para no desaparecer jamás? Hay adagios tras los que no puede uno ya pudrirse.

Únicamente los éxtasis sonoros me producen una sensación de inmortalidad. Hay días intemporales en los que somos víctimas de reminiscencias de no se sabe qué más allá... Afligirse a causa del tiempo es entonces inconcebible.


~o~


"No puedo diferenciar las lágrimas de la música" (Nietzsche). Quien no comprende esto instantáneamente, no ha vivido nunca en la intimidad de la música. Toda verdadera música procede del llanto, puesto que ha nacido de la nostalgia del paraíso.


~o~


Durante el tiempo en que trabajó en El Mesías, Haendel se sintió transportado al cielo. Según sus propias palabras, sólo descendió a tierra al terminar su obra. Sin embargo, comparado con Bach, Haendel es de aquí abajo. Lo que en el primero es divino es heroico en el segundo. La amplitud terrestre es la nota dominante haendeliana: una transfiguración desde afuera. Bach une la visión de un Grünewald a la interioridad de un Holbein; Haendel, la solidez y los contornos de Durero a la audacia visionaria de Baldung-Grien.


~o~


El órgano expresa el estremecimiento interior de Dios. Comulgando con sus vibraciones nos autodivinizamos, nos desvanecemos en Él.


~o~


El órgano es una cosmogonía. De ahí sus resonancias metafísicas, ausentes de la flauta y del violoncelo, salvo en la expresión lírica y las vibraciones infinitamente sutiles. En el órgano, lo absoluto se interpreta a sí mismo. De ahí la impresión que nos da de ser el instrumento menos humano y de tocar siempre solo.


~o~


Únicamente el paraíso o el mar podrían dispensarme del recurso a la música.


~o~


Poseemos en nosotros mismos toda la música: yace en las capas más profundas del recuerdo. Todo lo que es musical es una cuestión de reminiscencia.


~o~


La meditación musical debería ser el prototipo del pensamiento en general. ¿Qué filósofo ha seguido alguna vez un motivo hasta su agotamiento, hasta su límite extremo? Sólo en música hay pensamiento exhaustivo.


~o~


La mística es una irrupción de lo absoluto en la historia. Al igual que la música, ella es el nimbo de toda cultura, su justificación última.


~o~


Cuando escuchamos a Bach, vemos germinar a Dios. Su obra es generadora de divinidad.

Tras un oratorio, una cantata o una 'Pasión' , Él tiene que existir. De lo contrario toda la obra del Cantor sería una ilusión desgarradora...

Pensar que tantos téologos y filósofos han perdido días y noches buscando pruebas de la existencia de Dios, olvidando la única...


Emil M. Cioran,
fragmentos del libro De lágrimas y de santos.

Publicado como Himnoda en un foro de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (28/4/2005).



J. S. Bach: Matthäus-Passion, Mov. 1 (BWV 244)