Unía en sus monstruos posmodernos extraños versos, collages delirantes:
juntaba la porfía, los kilobytes, el psilocybe y los esternocleidomastoideos,
pervivían ahí mismo yuntas de bueyes con nihilistas y distantes kamikazes,
por eso le aplaudían, por su extravagancia digna de un artista neoyorquino,
por eso lucía su ego con descaro, sus fans todo aguantaban, aun con gozo:
aun su puercoespín epistemológico con aires de entropía y deconstrucción
o su etéreo y estúpido trol que ditirámbico y saltarín se dice el Poneletras…
juntaba la porfía, los kilobytes, el psilocybe y los esternocleidomastoideos,
pervivían ahí mismo yuntas de bueyes con nihilistas y distantes kamikazes,
por eso le aplaudían, por su extravagancia digna de un artista neoyorquino,
por eso lucía su ego con descaro, sus fans todo aguantaban, aun con gozo:
aun su puercoespín epistemológico con aires de entropía y deconstrucción
o su etéreo y estúpido trol que ditirámbico y saltarín se dice el Poneletras…