Sunday, June 26, 2011

Lo que tenía que ser dicho

Lo que tenía que ser dicho, se abrió camino, de manera sorprendente venció las trabas y la fatalidad, se empeñó en ser escuchado. Y pronunció sus palabras místicas, ¿arcaicas? que resonaron en toda la casa, como acompañadas por música barroca, mi pobre mente no lo recordó todo... "Entiendan, Dios verdaderamente ofrece ante nosotros el tesoro infinito e inagotable de la santidad, qué esperamos para emprender el recto camino hacia la plenitud. Seamos felices, dejemos atrás el apego por los grilletes, el gusto de llevar cadenas."

Friday, June 10, 2011

American Beauty


Me pregunto si la discriminación contra los latinos en EUA es realmente racial. Por supuesto que de entrada, parece de índole racial, de hecho, la experiencia más común, al menos tal como la expresan migrantes e indocumentados, es que "son discriminados por su apariencia", "por su raza". Pero no creo que sea por la sola raza, aunque lo que haya escandalizado a las buenas conciencias de Norteamérica haya sido el racismo implícito en la Ley Arizona. No dudo que los migrantes sean víctimas de juicio sólo por su aspecto físico, es decir, por un pre-juicio. Pero no es la raza el elemento definitivo de tal 'apariencia', sino que es una gestalt completa, un conjunto de características que incluye la raza, pero también la ropa, los modales, el habla, etc., es decir, la discriminación es cultural. Por eso un latino de raza indígena -aun con el fenotipo más representativo de la raza amerindia- vistiendo la ropa, los modales y el habla de los americans no sólo se libraría de la discriminación, acaso también despertaría la admiración de sus huéspedes, repletos de historias así, donde se ha cumplido el dichoso sueño americano.

Es interesante, por eso, el papel que en EUA cumplen las Selenas o los alcaldes de origen latinoamericano, las que como Salma Hayek o los que como Santana, triunfan bajo los cánones del éxito dictados por el sueño americano. Rostros amerindios como Anthony Quinn, J. Lo, George López, etc: pero todo ellos suficientemente cosmopolitas, afortunados, cuidadosos de la apariencia, pudientes, talking in english, living the dream...

No es la raza, es la cultura lo que temen en su suelo, es la forma de vivir lo que amenaza paradójicamente su ideal universalista -que acepta todo color en la piel mientras hable en inglés y viva en americano. Es decir que el ánimo de pluralidad, tan estadounidense, tan supuestamente democrático, que imagina un mundo -colorido y paradisiaco- de diferentes razas hermanadas entre barras y estrellas, felices tomadas de las manos, pacíficamente caminando el american way... tal utopía de diversidad oculta astutamente una brutal tiranía de homogeneidad, una animadversión por lo que es auténticamente diferente a su idea de pluralismo cosmopolita: las tradiciones firmes -inamovibles y pesadas como las pirámides mexicanas- la fe sólida, patriarcal y perpetua, la noción latina de "gobierno del pueblo", o simplemente, el alma de la mexicanidad que aún hoy se resiste a la democracy norteamericana -y a sus temibles secuaces: hedonismo, consumismo, materialismo, relativismo; el nihilismo sonriente, light, individualista, opulento.



Mientras en México bromeamos con la reconquista de los territorios perdidos, en USA no se lo toman tan a broma. Por eso la Ley Arizona e intentos similares en más estados. Por eso la angustia y el miedo que pueden traducirse en violencia y discriminación contra el otro, contra el pensamiento indeseable: no el irlandés ni el italiano, no el coreano ni el irlandés, sino el migrante latino y centroamericano, el que está transformando el sur de la federación norteamericana, en otro México.