Tuesday, February 15, 2011

Mi amigo que sabía jugar

De niño o de adolescente, mi amigo Manolo realmente sabía jugar, amaba en él que como pocos entre juego y juego sabía emocionarse hasta una cima extática. Le gustaban las películas de Rocky y podía actuar las escenas triunfales con un dramatismo que envidiarían los histriones. Bastaba una buena canasta encestada, o ganar en el videojuego, para que el Rocky sublime se hiciera presente. Y ahí estaba yo para tararear con todas mis fuerzas -emocionadísimo también- las exultantes notas de Eye of the Tiger. Y hasta la atmósfera cambiaba con el brillo áureo del anhelado cinturón de la victoria.

1 comment:

quique ruiz said...

Esas cimas extáticas me hicieron recordar sus otras cimas extáticas: sus ataques de risa.
A veces también extraño a Munguía.